Manifiesto Ribot
Juan G. Andrés (@foteropanico)
Probablemente, sin la afluencia masiva de músicos vascos, el Club del Victoria Eugenia no habría colgado el cartel de “Entradas agotadas” en la enésima visita de Marc Ribot a Donostia. Estaban Ruper Ordorika, Lutxo Neira, Mikel Azpiroz, Nagore Iraola, Ilargi Agirre y, cómo no, Joseba Irazoki, en cuya obra es fácil advertir la influencia del guitarrista de New Jersey… Son sólo algunos de los nombres ilustres que el lunes no quisieron perderse la cita con el artista “que más puentes ha tendido entre el jazz y el resto de las músicas”. Palabra de Miguel Martín, director del Jazzaldia y programador musical de Donostia Kultura.
Tobogán de intensidades
Juan G. Andrés (@foteropanico)
Una joven con acento porteño hiperventilaba de emoción y trataba de inmortalizar con su ‘smartphone’ los primeros minutos del concierto de Él Mató a un Policía Motorizado. «Buf, esto en Argentina es impensable», balbuceaba, felicísima por tener el privilegio de ver, en primera fila y en una sala para 150 espectadores, al grupo indie de moda en su país. La del martes era la segunda visita del quinteto platense al Dabadaba, donde también se apreció el salto de popularidad. Minutos antes de la actuación, un ‘popular’ exlocutor guipuzcoano se declaraba su «seguidor número uno en Donostia» y preguntaba si sería posible conseguir después la grabación del show.
Ty Segall lo rompe todo en Biarritz
Juan G. Andrés (@foteropanico)
Quien ha visto una vez a Ty Segall repite siempre, sabedor de que en directo no tiene rival. Por eso, en Biarritz parecían mayoría los espectadores guipuzcoanos y navarros, entre quienes figuraban músicos egregios y muchos que ya vieron al estadounidense en Gazteszena (2012) e Intxaurrondo (2014). Si aquellos fueron, como se dice en el argot, bolazos –especialmente el primero, quizá por el factor sorpresa–, lo del martes en el Atabal fue supremo. Y no por Segall y su acongojante banda, que sonaron arrolladores y abrasivos como de costumbre, sino por el público: la chavalada de Iparralde marcó la envidiable diferencia y dejó a la altura del betún a las hermanitas de la caridad que solemos frecuentar los conciertos de Donostia.
Tres caldos tres
Juan G. Andrés (@foteropanico)
Al Salda Badago! Jaialdia, esforzada iniciativa para otorgar realce a la escena euskaldun, aún le faltan varios pasos para la consolidación. Lamentablemente, y pese a lo jugoso de un cartel con ADN mayoritariamente navarro, la segunda edición del certamen registró una entrada más bien flojita: menos de un centenar de personas en el desangelado centro cultural Intxaurrondo.
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